UN FESTIVAL MONUMENTAL
Sábado por la tarde, el estadio de fútbol mas grande de la Argentina, un día climatológicamente casi perfecto y mas de 65 mil personas son el marco del tercer día de uno (sino el mayor) festival de rock de nuestro país.
Por ese mismo escenario ya habían desfilado bandas nacionales como Bersuit, Intoxicados, los uruguayos casi argentos de La Vela Puerca, e internacionales como los cultores del nü metal Korn y el genial Ozzy Osbourne. Ahora era el turno de No te va a Gustar, nuestros Guasones, los Ratones Paranoicos, Las Pelotas y el súper cierre de Los Piojos.
Vayamos por orden: el escenario alternativo ubicado cerca de la entrada de quienes estábamos en el campo (refiriéndome al lugar del recital y no al conflicto con el gobierno) presentaba para ir matando la espera a dos bandas en ascenso: Zumbadores y Ella es tan Cargosa regalaron un poco de su música a aquellos tempraneros que llegaron al estadio alrededor de las 4 de la tarde. El momento a destacar fue el cierre de los Ella es... cuando sonó Ni siquiera entre tus brazos, escuchado hasta el hartazgo este verano 08.
Finalizados ambos mini sets, en el escenario principal hacían su aparición los Guasones, crédito de La Plata en el festival cervecero. A las impuntuales 17.15 (a diferencia de casi todos los recitales, el show estaba anunciado para más tarde de lo realizado) los acordes de Una noche más provocaron las primeras corridas hacia las cercanías del escenario, para mostrar una vez más que ya no juegan de visitante en Capital. El show en sí, breve, pero lo que se esperaba. La mayoría de temas de la lista pertenecientes a Toro Rojo, incluyendo los hiteros Reyes de la noche, Down y Dame, en un recital más dedicado al nuevo público que a los mas viejos.
Pocos minutos después de la despedida, las tablas comenzaron a poblarse de la otra gran banda uruguaya del momento: No te va a gustar comenzaba con el corte Al vacío, al mismo tiempo que las pantallas mostraban el arte de tapa de su último disco Todo es tan inflamable. Un repaso por toda su historia, con Emiliano como gran frontman transformaron el set en el primer punto alto de la noche, llegando al máximo cuando entre los acordes de Te voy a llevar se mezcló una parte de Todo un palo de Los Redondos.
Cuando el sol le prestaba su lugar a la noche, la banda más stone de la Argentina aparecía en escena, con el regreso de Pablo Memi en el bajo, retomando la formación original después de más de 10 años de alejamiento del bajista. El show no estaba siendo trascendente, muy buenos temas pero que no lograban contagiar a la gente hasta que una aparición estelar cambió el rumbo de la noche: bajo una capa negra y esposado (haciendo referencia a su último incidente legal) aparecía de la nada el genial Charly García. Cerca de la revolución, Influencia y No importa (tema de Kill Gill) fueron las canciones elegidas para quebrar la noche paranoica. Y cuando todos pensamos que se trataba de una simple invitación, Míster Say No More, vestido con unas medibachas negras que dejaban entrever una bombacha en su diminuta cola, finalizó el set intercalando su teclado con algunos riffs con la guitarra, permitiendo a Juanse hacer su parte de colgarse de las estructuras del escenario, quedando a más de 20 metros de altura. Sin duda un momento único.
Las 9 de la noche eran el momento para que Las Pelotas den su ¿último? show en vivo con el Bocha Sokol como cantante. El comienzo estuvo dedicado a su disco Basta, con la aparición de Roberto Pettinato a cargo del saxo y algún viejo hit como Capitán América, mientras Germán Daffunchio aprovechaba los baches para dedicar temas a Julio López y Menem, a este último responsabilizándolo de la entrega del petróleo patagónico. Para el final quedaron Bombachitas Rosas, Cuando podrás amar y el cover de Sumo Debedé, nuevamente con Petti y Gillespie en vientos, mientras Sokol, sin hablar sobre su posible retiro, vestía una remera que rezaba “Simplemente gracias”. Sobraban las palabras para un final que parece ya anunciado.
Casi llegando a las 11, las luces se apagaron por última vez. La pantalla gigante que funciona como soporte para la batería y el teclado comenzó a mostrar las imágenes de Civilización, último disco de los de El Palomar y que presentaban por primera vez en Buenos Aires en un estadio grande. Un Citroen, un sidecar, una bicicleta para tres y un monoplaza alemán fueron los medios de transporte para que de a poco, la banda ingresara al escenario. Manjar, primer tema de Civilización también fue el tema que abrió la noche, con un Ciro disfrazado de recolector de basura con antiparras. Tras eso, pasaron Esquina Libertad y Taxi Boy, del 3º arco y el Himno Nacional tan bien ejecutado desde la armónica para conmemorar a los caídos en Malvinas. ¿El momento más emotivo? 00.00 horas en los relojes, 12 de la noche en el lenguaje vulgar, fue el momento para un merecidísimo homenaje al enorme Jorge Guinzburg con un pogo de las 12 de la mano de Como Alí, tema utilizado en Mañanas Informales para los saltos y los empujones.
Para el final, dos tandas de bises, con la particularidad de la presencia después de varios años de Daniel Buira en batería, luego de hacer junto a su batucada, la Chilinga, el acompañamiento de Verano del 92. El cierre fue para el aclamado Babilonia, que dejó paso a la habitual lectura de banderas. Y sobre el final, con las luces prendidas y las salidas amontonadas de gente, dieron como último regalo el cover de Around Around – Zapatos de gamuza azul para un final a la altura de las expectativas.
Los Piojos demostraron nuevamente formar parte del podio de las bandas más convocantes y que mejores recitales ofrecen; Las Pelotas y lo que probablemente fue su último show con esta formación; y un Charly García súper lúcido junto a los Ratones Paranoicos fueron parte de un evento que quedará grabado en las memorias de todos los que estuvimos presentes en esa noche mágica.
Martín Burgos (Intruso)