miércoles, 22 de octubre de 2008

Cobertura

CON UN IMPULSO IMPARABLE

Los charrúas de La Vela Puerca pasaron por La Plata y dejaron nueva muestra de humildad y nivel. Otra prueba más de que ya están jugando en ligas mayores.
Por Martín Burgos
PogómetrO ---> 95%

Al día de hoy, con un mundo en recesión, pagar 40 pesos para ir a un recital sin un auspicio multinacional, podría pensarse como una locura. Pero si se trata de una banda que, arriba del escenario, brinda todo lo que puede (y un poco más también), dando un show de calidad, el gasto está completamente justificado.
A nuestra ciudad llegaron los uruguayos – argentos de La Vela Puerca, banda que parece no tener techo a la vista. No había pasado un año de su presentación en el Microestadio Atenas para que deban regresar a un lugar que permite duplicar la capacidad del gimnasio de la avenida 13. El sitio elegido fue la llamada “explanada” del Estadio Ciudad de La Plata: para ser más sencillos, el terreno plano que linda con la avenida 25, entre las boleterías y el estadio en sí, a la altura de 528.
Después de una de las tardes más primaverales del año, con la caída de la noche (todavía a horario normal), el tránsito sobre las calles aledañas comenzó a acrecentarse. Las remeras de la banda se entremezclaban con las del otro referente uruguayo del momento, No Te Va a Gustar y, porque no, con camisetas del vecino país que hacían olvidar la vieja historia de las papeleras. Y es que la rivalidad existe en muchos ámbitos, incluido el fútbol, pero no así en el rock. El intercambio musical es constante y exitoso.
Minutos antes de las diez de la noche, las luces del inmenso escenario (unos 30 metros de ancho por otros 10 de alto, con una pantalla dividida en cinco tramos) se apagaron, anunciando el ingreso de la banda liderado por el “Enano” Sebastián Teysera. Las más de siete mil personas que ya estaban adentro comenzaron a agitar con los primeros acordes de la guitarra acústica que marca el ritmo de Va a escampar.
Más allá del interés por seguir mostrando El impulso, último trabajo de LVP, en Enano cumplió con lo que anticipó en AteneA: darle el mismo o tal vez más lugar a los temas de los discos pasados. Por eso no resultó extraño que el primer tema de El impulso sea recién el sexto en la lista, después de clásicos como El ojo moro y Alta magia. Desde abajo, mientras el polvillo ocasionado por el suelo de tierra hacía estragos en los más alérgicos, el grito de “vamo´ la vela de mi corazón” con el ritmo de la introducción de Vuelan Palos marcaba el final de un tema y el comienzo del siguiente.
Y de la relación público – banda hay que hacer un párrafo aparte, porque pocas veces se ve una mancomunión tan marcada. Y el gran responsable, además del Enano es, sin duda el Cebolla, segunda voz de la banda, quien debajo de su infaltable gorro de lana, solo frenó su ritmo frenético para tomar el micrófono y hacerse cargo de Clones, un gran tema del último disco.
Si bien La Vela se caracteriza por sus temas que fusionan el rock con el punk y el ska, con un grupo de vientos para felicitar, son admirables los momentos donde Teysera se cuelga la acústica para los temas más lentos: con sentada y fumata incluida en Mi semilla, la intermitencia de Clarobscuro, y una de las más pedidas de la noche e incluida en los bises, Zafar.
Ya para el final, después de más de dos horas al palo, Por la ciudad fue el otro gran momento para la gente, siendo un coro privilegiado para la banda. Llenos de magia, a segundos de la medianoche, fue el broche de oro para una noche casi ideal. Y no lo fue totalmente por unos mínimos detalles de sonido, un acople en guitarra que persistió durante varios pasajes del show. Igualmente este es solo un minúsculo defecto que no podría opacar una presentación llena de virtudes.
Porque cuando una banda siente de corazón lo que hace, queda plasmado musicalmente y a nivel espectáculo. Un show que goza de una calidad que poco debe envidiarle a las bandas “grandes”. Un público que permite romper las barreras que a veces separan argentinos de uruguayos. Y, sin ser menos, la oportunidad de tocar al aire libre, en un lugar grande, permite disfrutar el recital cómodamente, sin perderse detalle alguno.

DUELE UNA BOCHA

Alejandro Sokol fue miembro en la primera época de Sumo como bajista y baterista. Tras la muerte de Luca Prodan, se reunió con Germán Daffunchio para armar Las Pelotas. En abril de 2008, Sokol tocó por última vez con la banda en el Quilmes Rock. Luego se dedicó a su nuevo proyecto, El Vuelto S.A junto a su hijo. El 12 de enero sufrió un paro cardíaco en Córdoba. Tenía 48 años y el 30 de enero cumplía 49. Te invitamos a escuchar las charlas que El Bocha tuvo con Atenea. Nota Junio 2007: "Mi banda es Las Pelotas" Nota Junio 2008: "Con El vuelto hago temas de Las Pelotas que son de mi autoría, pero son versiones nuevas"