martes, 31 de marzo de 2009

CHARLY VOLVIÓ A TOCAR EN UN ESCENARIO

Ayer dio un concierto sorpresa y gratuito frente a la Basílica de Luján. Tocó siete temas y cerró con el Himno Nacional. Más de mil personas se acercaron a verlo y se encontraron con un García de buen humor, un poco más gordo, más lento, pero con la energía de siempre, que fue creciendo a lo largo del show. Palito Ortega, su anfitrión en la quinta donde pasa sus días, no se despegó un minuto de él.
Charly cantó. Casi diez meses después de su último concierto, aquel complicado 8 de junio, Charly García volvió a subir ayer por la tarde a un escenario, armado sobre una glorieta, frente a la Basílica de Luján, para dar un concierto de siete canciones, frente a algo más de mil personas que se acercaron al lugar. "Qué bueno sería tocar acá, mañana", dicen que había dicho el músico, el día anterior. Y, en sólo 24 horas, el deseo se hizo realidad. "Nos hubiera gustado haber podido organizarlo un poco mejor", diría Palito apenas terminada la presentación. Pero enseguida agregaría: "Por suerte pudo hacerse y Charly pudo agradecerle a Dios y a la gente de Luján, como quería".
Sentado al teclado, con una bandera inspirada en John Lennon, en la que se podía leer "La paz es posible, si usted quiere", firmada por Charly, como telón de fondo, el García 2009, un poco más gordo y lento, arrancó con Demoliendo hoteles. Siguió con Promesas sobre el bidet y No me dejan salir. Entonces sí, por primera vez se paró, avanzó hacia el borde del escenario. "Tengo que volverte a ver", cantó.
Abajo, las pocas vallas de contención comenzaban a ceder ante la presión de la gente y llenaban de preocupación la cara de los encargados de la seguridad. Entonces, García fue Charly y puso las cosas en su lugar. "Seguimos rockeando", anunció, y desde entonces, todo volvió a la normalidad. Cerca de la revolución, tema de apertura de los shows de la prolongada etapa del "aguante", fue el prólogo de Influencia. Entonces cantó: "Algo ha cambiado, para mí no es en vano". Y habrá que creerle. Como cuando su voz se desgarró y abandonó hasta el más tibio intento de afinación, y ya no cantó sino que gritó: "Debo confiar en mí", antes de volver a susurrar (se): "Lo tengo que saber".
El quinteto continuó su show con No voy en tren, y para entonces, los fans hacían temblar la endeble estructura de luces y alguna chica era retirada desmayada, como para certificar que lo que estaba sucediendo era, ni más ni menos, que un concierto de rock. Faltaba el cierre. Y, sin introducción, el Himno Nacional en versión García abría el cierre del concierto. Como para aclarar que el regreso no significa concesiones estéticas. Ni ideológicas. "O juremos con gloria, morir", cantó. Y terminó. Entonces, con el vallado de frente colapsado, varios auxiliares se lo llevaron corriendo, sin saludos ni palabras de despedida, al mismo vehículo del que había descendido 34 minutos antes.
(extraído de diario Clarín)

DUELE UNA BOCHA

Alejandro Sokol fue miembro en la primera época de Sumo como bajista y baterista. Tras la muerte de Luca Prodan, se reunió con Germán Daffunchio para armar Las Pelotas. En abril de 2008, Sokol tocó por última vez con la banda en el Quilmes Rock. Luego se dedicó a su nuevo proyecto, El Vuelto S.A junto a su hijo. El 12 de enero sufrió un paro cardíaco en Córdoba. Tenía 48 años y el 30 de enero cumplía 49. Te invitamos a escuchar las charlas que El Bocha tuvo con Atenea. Nota Junio 2007: "Mi banda es Las Pelotas" Nota Junio 2008: "Con El vuelto hago temas de Las Pelotas que son de mi autoría, pero son versiones nuevas"