La Plata anduvo descalza
por MARTIN BURGOS
Los de Mataderos trajeron su habitual alegría a
Ya es sabido que Andando Descalzo juega de local en
Menuda sorpresa fue que, pasada la una de la mañana, la fila para ingresar llegaba a la esquina de 48 y seguía unos metros por esta arteria. Había ganas contenidas de que la presentación de “Hasta encontrar” regresara una vez más. Y para hacer previa, dos buenos aperitivos locales:
Los primeros le metieron rock de tipo barrial a una noche que ya venía atrasada: dos de la matina marcaba el reloj cuando comenzaron a tocar. Y luego vinieron los berissenses de Cazote Sano, los mismos que habían teloneado a Encías Sangrantes a fin del 2008 en el mismo lugar. Y fue con ellos, más cercanos al ritmo Descalzo, con quienes la gente comenzó a entrar en calor. Con agite y baile en las proximidades del escenario y aplausos en el fondo, los Cazote arrancaron varias sonrisas, mientras presentaban Días felices, su disco debut del año pasado.
Para el final de los de Berisso, la noche se había hecho más larga de lo estipulada, y eso que faltaba el plato principal. Unos minutos después de 3:30 y con El Ayuntamiento casi repleto, la banda liderada por Juani Rodríguez se apersonó en el escenario y con un combo de temas “viejos” como Hoy, Un mundo y Conformidad, dieron el puntapié inicial.
Llama y mucho la atención la relación público – Juani: del clásico cantito “Andando descalzo va” se pasa casi sin escalas al violento pero a la vez amistoso “hijo de puta” dedicado al frontman. Por supuesto todo se da dentro de un clima distendido y de buena onda. Continuar, Andar, Caigo, Volveré y la muy escuchada y tanguera Ilógico fueron algunas de las canciones de su exitoso Hasta encontrar que sonaron durante la madrugada, mientras el calor adentro aumentaba.
Algo sobrio venía el show hasta el momento casi de los bises: con la súper cumbiera Flor, Juani subió dos chicas del público al escenario, recreando una escena de Pasión de Sábado; durante el clásico Pantuflas, en el momento de la arrodillada general, bajó de las tablas para encontrarse codo a codo con su público, dejándole el micrófono al Toto de Encías Sangrantes, a la postre único invitado de la noche; y en Marinero, como ya es habitual también, pidió (y lo fue complacido) ser llevado en andas por el bar, con tropezón y caída incluida. Todo llegó a su final con La luna, que ya estaba a punto de desaparecer cuando el reloj señalaba que las 5:30 estaban por llegar, tema acostumbrado a ser el de la despedida.
Las sonrisas en los rostros se multiplicaban a la par del cansancio en las piernas después de una noche agotadora como feliz. El bondi que había traído a la gente de Capital enfiló por la avenida 1 con destino a la autopista casi de día, pero con la seguridad de que andar descalzo vale la pena.